«Con el BIM, evitamos barbaridades como empezar con un presupuesto de diez y acabar con un coste de veinte, o prever una obra de catorce meses que ejecutamos en veintiséis»
El arquitecto Rafael Capdevila dirige el posgrado BIM Manager en el Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona. Trabaja en el ámbito de la arquitectura y la construcción desde el año 1996. Se encarga de la dirección facultativa y la dirección de ejecución de obras, siguiendo la metodología BIM. En la primera parte de esta entrevista, ponía el énfasis en la importancia de la gestión de datos. En esta segunda parte, advierte sobre la necesidad de explicar bien en qué consiste el Building Information Modelling para evitar falsas expectativas y frustraciones.
¿Hasta qué punto el sector de la construcción tiene voluntad de trabajar con metodología BIM?
El BIM aporta unos beneficios, pero hay que saber para qué lo quieres aplicar. Hay quienes piden proyectos con BIM simplemente porque es la moda. Es cierto que reduce sobrecostes y la incertidumbre con la que estamos acostumbrados a trabajar en las obras, porque estamos construyendo cosas que alguien ha previsto en un proyecto ejecutivo sin siquiera saber cómo se construirán. Esto implica mucha improvisación que termina afectando a la calidad de la obra, porque tampoco nos permite prever qué tendremos que hacer dentro de diez meses, por ejemplo, para colocar las conducciones de las instalaciones. Y la verdad es que lo hacemos bastante bien, porque los edificios no caen. Todo esto el BIM lo reduce, pero la gente no lo ve y piden BIM porque creen que la obra saldrá más barata y que acabaremos antes.
¿Y no es así?
Con BIM, la obra vale lo que tiene que valer. Evitamos barbaridades como empezar con un presupuesto de diez y acabar con un coste de veinte, o prever una obra de catorce meses que ejecutamos en veintiséis. Imprevistos continuará habiendo, pero si utilizamos las herramientas, si aprovechamos los datos y los modelos, podremos prever situaciones que ahora estamos improvisando.
¿Cuál es el papel de las universidades en la difusión de la metodología BIM?
Yo estudié la carrera en los años noventa. El Autocad funcionaba desde hacía años, pero terminé dibujando planos en papel, y creo que este problema continúa. La metodología de trabajo digital es residual, cuando debería formar parte de la médula de una carrera técnica. Mis alumnos de postgrado no saben qué es el BIM. La universidad suele ser reticente al cambio, cuando debería ser un actor fundamental en la conexión entre el mundo real, el de los ladrillos, y el digital. No lo está haciendo, y por eso este papel lo tenemos que hacer desde otros estamentos.
En Noruega, los niños en la escuela hacen diseños con Minecraft…
Eso es BIM. Cuando de pequeños hacíamos construcciones con Lego, estábamos aplicando el BIM. Aquí lo dejamos todo para los másters y postgrados, y ese no es el papel que deben cumplir. Los conocimientos deben adquirirse antes; los másters y postgrados deben ser complementos. Creemos que dominar el BIM es utilizar un determinado software de diseño, pero la verdad es que para mí la herramienta más útil del mercado es el Excel, porque me permite gestionar los datos imprescindibles para trabajar con BIM. El encuentro con el encargado de obra tomando un café, en el que dibujamos en un trozo de papel cómo solucionar un imprevisto y lo añadimos al modelo, es BIM. Es una manera de gestionar información para poder modelar y ejecutar.
¿Hay lugares en los que el BIM esté consolidado?
El caso que conozco en persona es cuando fui a trabajar a Perú. Yo creía que sabía mucho de BIM. Me invitaron a hacer una ponencia en la Cámara Peruana de la Construcción, y cuando empezaron las preguntas me di cuenta de que ellos sabían mucho más que yo de trabajo colaborativo. Allí el proyecto ejecutivo no lo hace el arquitecto, él desarrolla lo que llaman concept project, que vendría a ser un proyecto básico avanzado, y el proyecto se le adjudica a la constructora, que lo redacta bajo la tutela de una figura que aquí no existe, el ingeniero civil, sabiendo de qué herramientas dispone para hacer la obra. El arquitecto está presente durante todo el proceso para asegurarse de que el proyecto responde a su idea. No se pone una piedra en la obra hasta que el proyecto está validado por todos. Esto sí que es un «modelo IKEA», una simulación; eso es BIM, aunque no te lo venden como BIM, sino que es su forma natural de trabajar. No necesitan anunciarlo con bombo y platillo.
Del resto de países conozco lo que leo y lo que nos cuentan en conferencias y congresos, pero suelo ser un poco escéptico. Si en Noruega el BIM funciona, seguramente es porque antes ya hacían las cosas bien en el sector de la construcción. Todo depende de la idiosincrasia de cada país. Aquí no podemos pretender edificar igual que en Noruega, porque las necesidades de construcción son diferentes. Lo que tenemos que hacer es adaptar la metodología a nuestras características para sacar el máximo provecho.
¿Hay demasiadas expectativas puestas en el BIM?
Hay que tener mucho cuidado en cómo explicamos en qué consiste el BIM, porque no es una respuesta mágica a todas las carencias. Después llega la frustración. No me cansaré de repetir que el BIM es una metodología de trabajo, con mucho potencial para mejorar los procesos constructivos, pero hay que hacer esfuerzos para adaptarlos. No existe ningún software mágico que aplique el BIM pulsando un botón.
El European BIM Summit es posible gracias a la contribución de nuestros patrocinadores: Roca, como Main sponsor; Finalcad, como Gold sponsor; Agència Catalana de l’Aigua, ATL, Bentley, CIAT, FGC, Knauf Industries, MUSAAT, PREMAAT, Graphisoft Archicad y SIMBIM Solutions, como Silver sponsors; Calaf Constructora, Copisa, y Fundación Laboral de la Construcción, como Pro sponsors; y BASF, como Sustainability sponsor. Además, cuenta con el apoyo y la colaboración del Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya.